Siete meses antes de morir, Leon Eisenberg, descubridor del TDAH, afirmó que se trata de "un ejemplo de enfermedad ficticia".
Aunque es cierto que el "descubridor" del Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad dijo esto poco antes de morir, la verdad es que el trastorno existe, pero en la gran parte de los casos está mal diagnosticado.
Según Leon Eisenberg "habría que intentar establecer las relaciones psicosociales que pueden promover determinadas conductas, pero prescribir una pastilla contra el TDAH es mucho más rápido".
Si el TDAH se diagnostica mal, las pastillas no tendrán ningún efecto positivo sobre el paciente.
De hecho, en la actualidad, en la mayoría de los casos lo primero que se hace frente a un caso de falta de atención o exceso de actividad, es prescribir pastillas sin estudiar el caso a fondo.
A veces, un exceso de actividad está causado simplemente por una vida sedentaria y pausada del niño o niña, que va de la escuela a casa y de casa a la escuela, sin poder satisfacer una de sus necesidades básicas: jugar.
El TDAH no es una construcción social, es un trastorno neurobiológico real, pero está sobrediagnosticado. Las pastillas contra el TDAH solo sirven en los verdaderos casos del TDAH.
¿Y cómo se diagnostica correctamente un caso de TDAH? El cuadro de síntomas, que no es específico de este trastorno, serían: dificultades en la atención sostenida, movimiento en exceso de manos y pies, distracción por estímulos irrelevantes, ser olvidadizo, presentar dificultad para acabar las tareas... actitudes que cualquier persona puede mostrar a lo largo de su vida y no por ello significa que ésta padezca TDAH.
La clave en el diagnóstico es que el niño o niña presente el cuadro de síntomas completo persistido durante 6 meses y antes de los 7 años de edad.
Siguiendo estos pasos, la prevalencia del trastorno se sitúa solo entre el 3 y el 6%.
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